“Lo importante es participar” ¡Ja! Menuda nos hemos inventado para consolarnos. Todos queremos ganar aunque no sea en términos competitivos.
En mi caso, sucede también que es una cuestión que tiene que ver con lo externo. Mentiría si digo que me presento a un concurso, por ejemplo, y que no me importa no ganar. Soy consciente de mi carácter competitivo desde pequeña. Recuerdo que en actividades deportivas prefería estar con los chicos porque, por norma general, percibía que se mostraban más motivados para competir y buscar los límites que las chicas.
Cuando empecé en yoga, seguía los consejos del profesor acerca de que cada uno escuchase su cuerpo y buscase sus propios límites sin compararse con los demás. Todo iba bien con mis asanas y estiramientos imposibles hasta que se incorporó una chica que no parecía una experta pero que se doblaba con total facilidad. No podía evitar verla por el rabillo del ojo. Gracias a ella llegué con la cabeza a las rodillas, una de las posturas que más me dolían. Y lo conseguí porque vi que ella era capaz y eso me hizo pensar que yo también.
¿Cuál es la diferencia entre querer ganar, ser competitivo o buscar los propios límites para expandirse?
Pues no estoy segura, pero sí sé que el modo en que nos educan y lo que vivimos nos influye de muchas maneras. De modo que, si no he vivido tipo Mowgli o Robinson Crusoe midiéndome únicamente conmigo misma, es posible que muchos de mis límites no sean sino ideas adheridas a mí a través de lo que he aprendido o visto en mi entorno.
¡A saber cuántas cosas no hago y no consigo solo porque creo que no puedo hacerlas o conseguirlas!
Así que sí. Puestos a reconocer que el entorno nos influye aunque no queramos, yo me pido del lado de los que ganan y no de los que pierden. El de que los que se contentan con participar así sin más, sin chispa, tampoco me gusta. Los que participan dándolo todo aunque saben que es casi imposible que ganen, ese me gusta bastante más.
Claro que en esto de querer ganar hay que tener cuidado. Lo que no se puede pretender es ganar a costa de hacer daño a alguien o ganar para quitarle algo a otra persona. Tampoco ganar para sentirte superior o pensando que lo que tiene el otro te hará feliz.
Creo que, antes de nada, hay que tener claro los valores que te motivan a querer algo y cuál es el fin último que conseguirás con eso que vas a ganar.
Por ejemplo, a diferencia de un pasado, ahora me gustaría ganar mucho dinero. Resulta curioso porque el fin último sigue siendo el mismo del pasado. Antes consideraba que tener mucho dinero significaba ser esclavo de ese dinero. Ahora considero que no tenerlo te hace tanto o más esclavo. La creencia de que con dinero puedo hacer más cosas que son buenas para mí que sin él, es lo que me hace querer ganar más dinero.
En fin, que quiero ganar. Hasta cuando juego al parchís. Quiero ganar todas las partidas que juegue en mi vida. No todas las que juegan los demás. Quizás no me gusta el rugby , pero sí el baloncesto. En las partidas en las que decido jugar, quiero ganar.
Sé que queda mejor decir que hago las cosas sin expectativas y que no me comparo con nadie. Pero no es cierto. Y admito esto a pesar de que también quiero ganar como Buda, es decir, me encantaría ser un hacha en paz interior y desapego. Acepto mis contradicciones.
Quizás no queda muy claro en este post qué entiendo por ganar: si ganar en competición con otros, ganar algo material o ganar … ¿ganar qué? Lo que entiendo por ganar es que vida solo hay una y me hace feliz conseguir cosas: sean más elevadas o más terrenales. Y que en esa felicidad entra, sobre todo, la idea de que es posible. Que puedo llegar a donde quiero. Mejorar. Sumar. Brillar en todo mi esplendor. Conseguir algo bueno para mí y, pudiendo ser, también para los demás (o, al menos, sin desfavorecer a nadie).
Ganar es, en definitiva, el triunfo cuando el empeño interior da resultados en el exterior de cualquier forma positiva posible.
Sobre competir y ganar escribí con anterioridad este post
Imagen que ilustra el post: fragmento de la Fuente de Palas Atenea del Parlamento de Viena.