Si no hay víctima, no hay verdugo
Tras haberme sentido víctima de una persona que se comportaba de forma injusta repetidamente, entendí que era yo quien estaba alimentando a mi verdugo. Me di cuenta de que si yo no hubiese permitido al verdugo ser verdugo, la víctima (es decir, yo en ese papel) no hubiese existido jamás. Pero en nombre del amor,…